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Tratamiento psicológico del trastorno de atracones

Tratamiento del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)

Índice

El trastorno de atracones es un trastorno de la conducta alimentaria, en el cual la persona siente descontrol en la ingesta de alimentos. De esta forma, puede ocurrir que la persona coma demasiado rápido o una cantidad excesiva de alimentos, sin poder controlarlo. Esto provoca muchos problemas de salud, siendo el principal la obesidad.

Síntomas del trastorno de atracones

Lo síntomas del trastorno de atracones pueden clasificarse en cuatro grupos

En el trastorno de atracones podemos observar bastante claramente dos tiempos distintos y cada uno lleva consigo una emoción distinta:

  • Antes del atracón: Solemos encontrarnos emociones muy intensas, que son difíciles de gestionar. Por ejemplo, ansiedad, miedo, desesperación, frustración… Como manera de gestionar todo esto, aparece el atracón.
  • Después del atracón: La persona siente que ha perdido totalmente el control de sí misma, se siente culpable por haber dejado que esto pase y siente vergüenza por su comportamiento.

Los síntomas del trastorno por atracón a nivel cognitivo, hacen referencia a todos aquellos que ocurren a nivel mental. 

En numerosos casos vemos un pensamiento en el que la persona infravalora sus propias capacidades. Si no soy capaz de manejar una situación, me dará ansiedad y, al no ser capaz tampoco de soportarla, tendré un atracón. Este pensamiento también aparece durante el atracón, que es percibido como incontrolable: “no voy a ser capaz de controlarlo”.

 

Se observa también una intolerancia a la idea del sufrimiento, pensar en que vamos a pasarlo mal por alguna razón puede hacerse cuesta arriba, produce ansiedad y miedo, que se vuelven incontrolables y aparecerá la necesidad del atracón para manejarlo.

La conducta que más vamos a observar en el trastorno de atracones es precisamente esto, atracones. Pero, ¿qué es un atracón? Un atracón es definido mediante dos características básicas, ambas necesarias:

  • Comer una cantidad de comida superior a la que comería cualquier otra persona en el mismo tiempo.
  • Sensación de falta de control sobre lo que se come durante el atracón. Por ejemplo, la persona puede sentir que no controla lo que come, en cuanto a tipo de alimento, cantidad…

Además, durante los atracones aparecen otras conductas, tales como:

  • Comer de manera rápida.
  • Comer hasta sentirse desagradablemente lleno.
  • Comer grandes cantidades de comida pese a no tener hambre.
  • Aislamiento social por la vergüenza que produce la cantidad de comida ingerida.

A nivel fisiológico debemos observar también los dos momentos del atracón:

  • Antes del atracón: La intensidad de la emoción hace que tengamos alguna sensación corporal desagradable, como puede ser presión en el pecho, taquicardias, sensación de vacío… Estos síntomas fisiológicos estarían asociados a la emoción que precede al atracón, por lo que dependerá de ésta.
  • Después del atracón: La persona siente otras emociones, con sus características fisiológicas asociadas, pero, además, aparece cierto malestar gástrico, que podría complicarse. A largo plazo, nos encontramos problemas de salud:
    • Hipertensión
    • Problemas de tiroides
    • Aumento del riesgo de sufrir infartos
    • Aumento del riesgo de padecer diabetes
    • Aumento del riesgo de padecer

Causas del trastorno de atracones

Como en todas las enfermedades mentales, las causas del trastorno por atracón son varias que se unen para formar el trastorno.

La genética se ha revelado como una causa importante en todos los trastornos mentales, aunque no es suficiente para explicarlos. Si alguno de nuestros padres, tíos, abuelos, etc. ha tenido en algún momento de su vida un trastorno de atracón es más probable que nosotros lo tengamos. Hemos podido heredar de ellos cierta vulnerabilidad ante esto, pero son necesarios más factores para explicar el desarrollo y mantenimiento del problema.

El aprendizaje es uno de los factores más importantes en psicología, ya que a través de la vida hemos ido aprendiendo a gestionar nuestras emociones, pensamientos y problemas de una manera más o menos adaptativa.

 

En el caso del trastorno de atracones, la manera de gestionar esto es a través de la comida. Puede ser que desde pequeños lo hayamos asociado, o que ya en la adolescencia hayamos descubierto que la comida tiene un efecto paliativo de las emociones. Sea como sea, la persona ha aprendido a utilizarlo para calmar esa emoción desagradable que tanto le molesta. Debido al refuerzo que ejerce la comida al quitarnos ese malestar, es fácil llegar a la conclusión de que la comida nos ayuda a gestionar los momentos complicados de la vida. Sin embargo, y aunque los efectos pueden ser positivos a corto plazo, no es nada saludable a largo plazo. 


En este sentido, la comida es utilizada como evitación de la emoción, ya que no aguantamos la intensidad de ésta y necesitamos que desaparezca. Sin embargo, esto impide que gestionemos esa emoción de manera saludable. Por tanto, cada vez aparecerá con mayor intensidad.

El tipo de personalidad más característico que podría afectar al desarrollo de un trastorno de atracones es una personalidad más de tipo ansiosa, preocupada y/o evitativa. Como hemos comentado, el atracón se utiliza en numerosas situaciones como manejo emocional y evitación del malestar.


Una persona evitativa hace esto muy frecuentemente, su tendencia principal es la evitación de situaciones que le provocan cualquier tipo de sufrimiento. Puede parecernos a priori una buena manera de ahorrarte el malestar, pero a largo plazo no ayuda, porque el cerebro aprende poco a poco que tiene que evitar todo lo que provoque sufrimiento. A largo plazo, observamos que hay más situaciones que provocan este sufrimiento que al principio y, con el tiempo, se va haciendo más intenso.

Ciertas experiencias valoradas como traumáticas pueden provocar que asociemos una determinada situación con una emoción demasiado intensa. Al no poder manejar la emoción de manera adecuada, debido a su intensidad, caemos fácilmente en atracones. Esto se va generalizando a situaciones parecidas. Pueden parecerse por las características de las situaciones, las sensaciones que nos producen o los pensamientos que tenemos en ellas. Cualquier cosa que se le parezca puede ser utilizada por la mente para asociarla y generalizar un síntoma a varias situaciones.

Determinados factores estresantes actuales pueden ser causa del trastorno por atracón, si los unimos con lo que hemos mencionado anteriormente. Por ejemplo, si pierdo mi trabajo y he aprendido que a través de la comida se gestiona esa emoción muy bien. Tenderé a darme atracones cada vez que sienta ese estrés.

Tratamiento del trastorno de atracones

Al igual que en los demás trastornos de la conducta alimentaria (TCA), el tratamiento del trastorno de atracón debe ser multidisciplinar, es decir, diferentes profesionales que unen para hacer frente al problema. Esto se debe a que los problemas psicológicos afectan a varios ámbitos, como hemos podido ver anteriormente.

En Psicolive Psicólogos, la psicóloga experta en TCA va a hacer un tratamiento psicológico basado en dos aspectos fundamentales, que deben ser bien evaluados:

  • Factor conductual: Trabajaremos el control de impulsos y manejo emocional para poder controlar mejor los atracones.
  • Factor cognitivo: Trabajaremos en la modificación de pensamientos y creencias para tratar de hacerlas más adaptativas, de tal forma que podamos manejar diferentes situaciones de manera más adecuada. 
  • EMDR: Además, observaremos experiencias valoradas como traumáticas del pasado que han podido generar las creencias del presente. Utilizaremos el EMDR para desensibilizar al paciente hacia esas experiencias y poder hacer sus creencias más adaptativas a la realidad.

Esto nos ayudará a mejorar nuestra autoestima y hará más llevaderas nuestras emociones, provocando que no sean tan intensas.

Un psiquiatra puede ayudar con medicación a controlar los impulsos, haciendo que toda esa emocionalidad negativa sea menos intensa. Además, al reducir los atracones, la culpa es menor. Llegado un punto de mucha intensidad emocional, se hace imprescindible el uso de medicación.

Un nutricionista o un endocrino puede ayudar a llevar a cabo dietas saludables, para mantener al paciente saciado y no tener antojos, por ejemplo. Esto también ayuda a reducir los atracones y mejora la emocionalidad asociada (por ejemplo, la culpa) y la autoestima, ya que es algo que va logrando el paciente por sí mismo.