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¿Qué es la ansiedad y qué hacer si la padezco?

Hoy en día se escucha a menudo hablar de la ansiedad, y es que es un problema cada vez más frecuente en nuestra sociedad. Las rutinas asfixiantes, la vida laboral cada vez más exigente, la época de exámenes, el comienzo o el fin de una nueva relación… Cualquier situación que pueda dar lugar a un problema para nosotros, puede producirnos síntomas de ansiedad. Pero ¿qué es la ansiedad exactamente?, ¿tiene solución?, ¿qué puedo hacer si la padezco? ¿cómo puedo sentirme mejor?

Índice

1. ¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es definida por Sierra, Ortega y Zubeidat (2003) como una respuesta adaptativa frente a la anticipación de un peligro, situación que como hemos dicho antes, puede ser muy cotidiana (por ejemplo, la anticipación a una ruptura o la anticipación de la dificultad de un examen o las consecuencias de perder un trabajo). Por tanto, es una respuesta normal, una emoción complicada y desagradable que todos hemos sentido en algún momento. Esta respuesta es adaptativa porque se ha ido desarrollando a lo largo de nuestra evolución para nuestra adaptación al medio que nos rodea.

Pongamos, por ejemplo, que uno de nuestros antepasados se encuentra con un tigre. Nunca había visto uno, pero sus largos colmillos, sus afiladas garras y su aspecto poco amigable le ayudan a intuir en él un posible peligro. Ante la anticipación de este peligro, nuestro antepasado empieza a sentir miedo y ansiedad, activándose, en cuestión de milésimas de segundo, los sistemas de alarma del cuerpo, que le permiten enfrentarse al tigre o huir de él. En ese momento, nuestro antepasado adquiere las energías que necesita para, al menos, intentarlo. Si nuestro antepasado no hubiese sentido esa ansiedad ni ese miedo, no podría haberse enfrentado al tigre y tú y yo no estaríamos aquí.

Actualmente, la ansiedad, también nos puede resultar muy útil para poder buscar soluciones y alternativas a nuestros problemas o a situaciones que intuimos que pueden tener algún riesgo para nosotros, nuestra salud o nuestro bienestar. Solo hemos cambiado al tigre por el trabajo, los exámenes o una determinada relación, pero la respuesta emocional de ansiedad es la misma que sentía nuestro antepasado. Esa activación que le ayudaba a enfrentarse al peligro es la que nos ayuda a nosotros a enfrentarnos al día a día. Sin embargo, se puede volver en nuestra contra, provocándonos síntomas poco agradables.

De esta manera podemos hablar de ansiedad normal (respuesta normal del cuerpo ante un peligro anticipado para promover una solución. Se da ante un peligro real y las sensaciones asociadas se terminan una vez desaparece el peligro o la sensación de peligro) y ansiedad patológica (respuesta demasiado intensa o mantenida durante demasiado tiempo, que da como resultado una sintomatología asociada. Puede darse ante un peligro real -por ejemplo, un examen importante- o ante un peligro imaginario -por ejemplo, la convicción de estar sufriendo una enfermedad que no se padece-).

2. Síntomas de la ansiedad

Sierra, Ortega, y Zubeidat (2003) asumen que la ansiedad combina manifestaciones físicas y cognitivas, que se muestran de forma puntual (crisis) o de manera más estable como un “estado persistente”.

2.1. Síntomas físicos de la ansiedad

Son aquellas dolencias o síntomas que presenta el cuerpo como resultado de mantener la activación durante un largo periodo de tiempo, o con una intensidad demasiado alta. Al ser la ansiedad una respuesta ante un posible peligro, esta producirá una activación del cuerpo, preparándolo para la lucha o la huida. Por tanto, podemos imaginarnos los síntomas que nos podemos encontrar:

  • Taquicardia, hiperventilación, aumento de la presión sanguínea y de la tensión muscular. (Con esto estaríamos listos para correr si hiciese falta o para luchar si fuese necesario).
  • Dolor de cabeza, de espalda, bruxismo, cosquilleos en los dedos, mareos y desmayos (por el aumento de tensión muscular y de la presión sanguínea).
  • Sensación de cansancio (resultado de la activación del cuerpo).
  • Dolores de estómago, descenso de las defensas del cuerpo ante virus y/o bacterias (hay un posible peligro -tigre-. Tenemos que huir, es lo único importante ahora mismo, debemos usar en esto todas nuestras energías y no malgastarlas en otros recursos menos importantes en este momento).
  • Insomnio (tu cuerpo no quiere descansar porque prevé un peligro y necesita huir de él)

2.2. Síntomas cognitivos de la ansiedad

Son aquellos síntomas que encontramos a nivel de proceso mental, aquí podemos observar:

  • Emociones: Irritabilidad, nerviosismo
  • Pensamientos: Preocupación, pensamientos repetitivos (rumiación) sobre el futuro (ya sea por algo que prevemos sin aparente causa, o las posibles consecuencias futuras de algo que ya ha pasado)
  • Dificultades cognitivas: para concentrarse, para recordar las cosas.

3. ¿Qué puedo hacer si tengo ansiedad?

Una mujer tumbada en sobre cesped, se encuentra tranquila y relajada rodeada de flores moradas

Si te has hecho alguna vez esta pregunta, seguramente sea porque sufres un elevado nivel de ansiedad y esto te hace tener alguno de los desagradables síntomas que hemos anotado anteriormente. Si es así, puedes seguir los siguientes pasos:

  1. Pregúntate:
    1. ¿Cómo es la ansiedad que sufres? ¿Crees que la podrías llegar a manejar? ¿Crees que sufres una ansiedad intensa o llevas mucho tiempo sintiéndola y crees que no vas a poder manejarla? Por ejemplo, tienes mucha ansiedad por un examen y crees que nada de lo que puedas hacer puede hacerte sentir mejor.
    2. ¿Afecta mi ansiedad o los síntomas asociados a ella a otras esferas de mi vida? ¿Crees que tu ansiedad afecta a tu rendimiento en el trabajo, en la escuela? ¿Está afectando de alguna manera tus relaciones sociales (relación con tus amigos o con tu familia)? Por ejemplo, al tener mucha ansiedad, te puedes sentir más irritable, por lo que discutes con tu madre, tu padre o tus hermanos más de la cuenta.
  2. Una vez respondidas estas dos cuestiones, debes tomar una decisión al respecto:
    1. Si sientes que tu ansiedad no es demasiado intensa y/o no crees que no está afectando a otros aspectos de tu vida, puedes intentar disminuir la activación:
      1. Mantén unas rutinas saludables: Trata de tener unos horarios más o menos fijos para irte a dormir e intenta descansar las horas que tu cuerpo necesite. También te ayudará tener unos horarios establecidos de comidas y tener una alimentación saludable.
      2. Haz algo de deporte: por ejemplo, salir a caminar una vez al día o practicar el deporte que más te guste, te puede ayudar.
      3. Practica técnicas de relajación: Hay diversas técnicas que sirven para relajarnos, desde la respiración diafragmática hasta el Mindfulness.
      4. Si tienes alguna afición o Hobby que te haya ayudado anteriormente, o creas que te puede ayudar a controlar la activación, puedes ponerlo en práctica.
    2. Si sientes que no puedes llegar a manejar tu ansiedad y/o ésta está afectando a otros aspectos de tu vida, lo mejor es que acudas a un profesional que te enseñe y te ayude a manejarla. Como psicólogos, podemos enseñarte nuevas habilidades, así como ayudarte a desarrollar las que ya tenías para lograr un manejo más adaptativo de tu ansiedad. ¡Consulta nuestras tarifas! 

4. Bibliografía

Sierra, J. C., Ortega, V., & Zubeidat, I. (2003). Ansiedad, angustia y estrés: Tres conceptos a diferenciar. Mal-estar E Subjetividade.

Montes-Nogueira, I., Romo-González, T. (2017). Reflexionando en torno a la ansiedad: Definiciones, teorías y malentendidos. Código euro/ Sentido humano.

Elena Cabeza de Vaca Iriarte